Frutas de hueso para el verano

Llega el verano y con él las frutas de hueso. Albaricoque, melocotón, nectarina, paraguayo y ciruela, cinco frutas muy parecidas, pero tan diferentes a la vez. Jugosas y refrescantes, ideales para el paladar.

Estas frutas nos aportan vitaminas, minerales, fibra, potasio y mucha agua, por eso es tan importante añadirlas en nuestra dieta, y más aún en la época de verano donde reina el calor.

  • Albaricoque: fresco, jugoso y muy dulce. Les encanta a los más pequeños. Para saber si está en buenas condiciones, tan solo tienes que apretarlo con dos dedos y notarás una consistencia blanda. Mejor si los eliges con la piel intacta y sin golpes para que disfrutes de su máximo sabor. Es rico en fibra, calcio, potasio y aporta vitaminas A y C. También reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión.

  • Melocotón: puede ser rojo o amarillo. El primero es el que más se exporta y tiene un sabor agridulce, pues se suele recolectar algo más verde. En cambio, el melocotón amarillo se coge en el mes de julio, momento clave de su maduración, lo cual hace que esté más dulce y sabroso. Se deben comprar maduros, ya que no sirve de nada seleccionarlos verdes porque no van a madurar en el frutero. Es rico en hidratos de carbono y tiene alto contenido en agua y fibra.

  • Nectarina: Variedad del melocotón, con un tamaño y color parecido. La única diferencia está en la piel, pues es más suave, lisa y brillante. Su aroma y sabor son más intensos, y su pulpa más jugosa. Es abundante en agua y rica en minerales. Así pues, su bajo nivel de sodio influye en que sea muy beneficiosa para combatir la retención de líquidos y la hipertensión.

  • Paraguayo: También es una variedad del melocotón. Tiene forma aplastada y su principal característica es la pelusilla en la piel. Su pulpa es dulce, carnosa y con jugo, Asimismo, los paraguayos son nutritivos y suculentos.

  • Ciruela: Hay mucha variedad de esta fruta, según su tamaño, textura, sabor o color. Las ciruelas amarillas son más ácidas, las rojas más dulces y las negras o moradas azuladas son más carnosas. Esta fruta es muy buena para la salud cardiaca y para tener un mejor control de la diabetes y obesidad. Es rica en agua, fibra, magnesio, potasio, hierro, azufre, calcio y vitaminas C, B2 y E.

Estas frutas se pueden consumir de muchas formas, pero sin ninguna duda lo mejor es comerlas de manera natural para que así no pierda ningún valor nutricional.